Si estás pensando en trabajar tu imagen personal, hay dos conceptos que tienes que conocer: el primero es la imagen real, que ayudará a saber en dónde estás. El segundo es la imagen ideal, que viene a decirte a dónde te gustaría llegar y qué te hace falta para lograrlo
Empecemos por definir cada una para entendernos mejor. La imagen real es nuestra imagen actual con todo lo bueno y lo malo que puedas considerar. En cambio, la imagen ideal es la imagen que a ti te gustaría proyectar, aquellos cambios que te gustaría hacer.
Pero con este último concepto va un warning: en algunos casos, la imagen ideal es un sueño de lo que muchas veces nos gustaría ser, y no necesariamente es coherente y pertinente con nuestras actividades diarias, personalidad o presupuesto.
Voy a ponerlo con un ejemplo: Digamos que a mí me encanta el estilo de la Kim Kardashian y cada vez que la veo pienso que me gusta mucho como se viste y su ropa. Si yo analizo las actividades diarias que tengo en mi vida, me percato de que por mucho que me guste el estilo de Kim, yo no tengo instancias de usar ropa tan ajustada y sensual como ella. Por lo tanto, me doy cuenta de que esa idea de imagen que yo tenía en mi cabeza, no funcionaría para mí.
También puede ocurrir que entre estos 2 conceptos no haya mucha diferencia, más que nada solo hacer algunos ajustes para definir mejor tu estilo y estilizar tu cuerpo. Por lo tanto tu meta no está tan lejana a tu realidad.
Te invito a que tomes papel y lápiz y escribas cómo estás en relación a cada concepto. Los beneficios los podrás ver en que tendrás mayor claridad de tu estado actual, pondrá foco en tus acciones y te llevará a la acción.
Al hacer este ejercicio, ten en cuenta algunas cosas:
1. Se auténtica y sincera contigo:
Busca tu estilo en base a tus reales preferencias y personalidad, no hace falta imitar el estilo de otra persona. Cuando mejor te ves y te sientes es cuando tu imagen y personalidad están en coherencia y envían un solo mensaje a los demás: tu esencia.
2. Considera tus actividades diarias:
Definir qué actividades realizas a diario te ayudará a darte una idea de cómo debe ser tu estilo y si lo que estás pensando como imagen ideal, se adecúa a tu forma de vida.
3. Avanza de un punto a otro, no te paralices:
Si ya sabes que estás en el punto “A” y quieres llegar al “B”, evalúa los recursos y oportunidades que tienes. De seguro encontrarás la forma o el medio de acercarte a tu objetivo.
4. No seas tan dura contigo:
Los errores o tropiezos siempre van a estar ahí. Solo debemos tener paciencia, aprender de ellos y seguir adelante. ¡No te castigues o autoflageles más de la cuenta! Piensa en lo que aprendiste y cómo puedes hacerlo la próxima vez.
5. Ninguna imagen es mala:
Ambas se complementan y te hacen quien eres. Aprender que ninguna sobrepase a la otra o a ti es la clave.
Todo se inicia con la aceptación, entender qué quieres y qué puedes hacer.
Ten en mente que eres el/la dueñ@ de tu vida y solo tú la construyes.
Saludos,
Fran.