En un contexto en el que cada vez son menos las empresas que usan uniformes y más las que se están “relajando” con la formalidad de la vestimenta en las oficinas, ¿cómo alinear a los colaboradores para que cuiden su imagen personal y proyecten profesionalismo?

Lo primero que hay que entender, es que la imagen es una herramienta de desarrollo personal y profesional, y que influye tanto en la percepción personal como en la de otras personas.

Lo segundo es que los colaboradores son parte de la imagen de empresa, los principales embajadores de esta y que son ellos los que le dan vida a la cultura, los valores y comportamientos. Por lo tanto, todo lo que proyecten a sus pares, clientes, proveedores, socios u otros, está hablando de la compañía en donde trabajan y puede jugar un rol fundamental en la decisión de otros.

¿Han escuchado el dicho de Zig Ziglar “No puedes subir la escalera del éxito, vestido con el traje del fracaso”?

Analicémoslo desde el ámbito de nuestra propia percepción como profesionales:

La vestimenta tiene un efecto psicológico en nosotros que hace que nos sintamos más seguros y preparados si estamos vestidos para la ocasión. Por ejemplo, si tienes una reunión importante, te sentirás más empoderada vestida con un outfit semi formal o formal con el cual te puedas “creer el cuento”, a que si te presentas a la misma reunión con jeans y polera.

Si en tus planes está subir de puesto o un aumento de sueldo, vístete como si ya lo hubieses logrado y verás el cambio de actitud que hay en ti.

Para las emprendedoras que están trabajando desde su casa, no se queden vestidas en pijama solo porque no verán a nadie o no saldrán de su hogar. ¿Cómo te vas a creer una profesional emprendedora si no te vistes como una?

Y si lo analizamos desde la perspectiva de lo que proyectamos a otros… Tengo que hablarte sobre el “Efecto Halo”:comportamientos. Por lo tanto, todo lo que proyecten a sus pares, clientes, proveedores, socios u otros, está hablando de la compañía en donde trabajan y puede jugar un rol fundamental en la decisión de otros.

Es un proceso psicológico, automático e inconsciente que viven las personas cuando conocen a alguien. Asigna características positivas o negativas a la persona, en función de la primera impresión, que está compuesta en un 55% por cómo nos vemos y comportamos, un 38% por cómo hablamos y solo un 7% por lo que decimos.

En palabras simples, el “Efecto Halo” produce que las personas hagan juicios de valor sobre nosotros, por nuestra imagen. Y esto en el ámbito laboral puede afectar la relación que se tiene con un cliente, influir en el cierre de un contrato o acuerdo y también en la impresión que se forman de la empresa.

Por todos estos motivos, hacerse cargo de la imagen laboral es un tema que no se puede dejar al azar, sobre todo si se piensa en el desarrollo profesional.

Vestir para ser coherente con tu rol y con la cultura de tu empresa, te dará credibilidad, seguridad, prestancia y por sobre todo profesionalismo.

Fran.